EL
REY SAUL, ¿Era o no Era?
Por:
Peter Ramsay, Summnerside, Canada.
Algunos dicen que sí. Otros
dicen que no. Algunos sienten que estaba viviendo su vida sin estar en contacto
con Dios, lejos del Señor, como un creyente reincidente. La mayoría está convencida
de que él no tenía la raíz del asunto. La tragedia es: el testimonio de su vida
es tan confuso que simplemente no sabemos. Saúl sabe, y Dios también.
Saúl entra en escena con
un gran potencial. Tampoco perdía nada por ser alto y guapo. La nación de
Israel estaba mal. El “rey” Jehová ya no era suficientemente real para ellos;
estaba demasiado lejos. Ahora querían un rey que ellos pudieran ver con sus
propios ojos y oír con sus propios oídos. Dios les concedió su petición y Saúl
se convirtió en su primer rey.
Saúl parecía modesto y
humilde al principio. Él le dijo a Samuel, el profeta de Dios: “¿No soy yo hijo
de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la
más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín?”, 1 Samuel 9.21. Se sentía
demasiado insignificante como para ser el rey de la nación. Pero era el escogido
de Dios. Saúl tuvo tratos evidentes con Dios.
Dios le dio al rey Saúl victorias
sobre los enemigos de la nación. Saúl profetizó y participaba en actividades
religiosas. Entonces, ¿era él un creyente? Mmm… Había otras cosas en la vida de
Saúl que… bueno, simplemente no tenían sentido.
1. Parecía que le hacía falta una relación
verdadera, diaria y vital con el Señor. A diferencia de su sucesor David, quien
nos dejó múltiples relatos de su comunicación con el Señor, hay una carencia
apreciable de momentos así en la vida de Saúl.
2. Cuando le está hablando a Samuel en
1 Samuel 15, no se refiere a Dios como “mi Dios” o ni aun como “nuestro Dios”;
más bien le dice a Samuel: “tu Dios”.
3. Su vida estuvo marcada por la desobediencia
o la “obediencia incompleta”, si es que existe tal categoría.
4. Le ofreció con atrevimiento un sacrificio
al Señor.
5. Los celos carcomieron su corazón por
el ascenso de David.
6. Utilizó los servicios de una bruja para
contactar a Samuel, después que éste ya había muerto.
7. Se quitó la vida. Entonces, ¿era o
no era un creyente?
Tristemente, como creyentes tenemos momentos
cuando hacemos sufrir a nuestro Señor, lo decepcionamos y a veces hasta lo
negamos. Una provisión para esas oscuras excepciones ha sido hecha. “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
y limpiarnos de todamaldad”, 1 Juan 1.9. El pecado en la vida de un creyente es
una excepción, no un estilo de vida.
Pero esta es la cuestión: ¿Qué clase
de testimonio dejaré? Si muriera hoy, ¿las personas susurrarían: “era o no
era”? ¿Responderá alguien: “Quién sabe...”? ¿O
podrían mis amigos y conocidos decir: “Una
cosa es segura: amaba a su Señor. Cristo
siempre era lo primero en su vida. No era
perfecto pero todos sabíamos lo que lo
motivaba”?
Desde que profesaste fe en
Cristo, ¿qué clase de testimonio has tenido? ¿Estás enviando señales
contradictorias? ¿Estás viviendo de tal manera que la gente está convencida de
que eres genuino, o están confundidos por algunas de las cosas que haces? ¿Tienes
la raíz del asunto en ti? ¿Conoces a Cristo, o sólo acerca de Él?
“Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos”. Mateo 5.16
Como creyentes debemos vivir de tal manera
que sea inconfundible para los que nos rodean que en verdad pertenecemos a
Cristo. “Señor, ayúdame a enviar un mensaje claro a este mundo perecedero. Presérvame
de un comportamiento y de decisiones que podrían debilitar, manchar o
desacreditar mi testimonio. Que no haya dudas en la mente de los demás en
cuanto a dónde reposa mi lealtad. Quiero que quede claro: ¡Yo amo a mi Señor!”.
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