¿Lo
Que Preguntan?
¿Por
qué algunas personas no pudieron expulsar demonios aun cuando invocaron el
nombre del Señor Jesús, según Hechos 19:13-16?
El
apóstol Pablo se encontraba en Éfeso proclamando las buenas nuevas de
salvación. Dios confirmaba el mensaje por medio de hacer milagros
extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los
enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de
ellos, y los demonios, o espíritus malos, salían. Especialmente esto último
captó poderosamente la atención de algunas personas y veamos qué es lo que
pasó.
Leamos
en Hechos 19:13-16, dice: “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes,
intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus
malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos
de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo
el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre
ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella
casa desnudos y heridos”.
Viendo
que Pablo echaba fuera demonios en el nombre del Señor Jesús, algunos judíos,
exorcistas ambulantes, querían también ellos tener este poder. Fue así como
intentaron expulsar demonios de las personas con tan solo invocar el nombre del
Señor Jesús. Como no conocían personalmente al Señor Jesús como su Salvador,
estos judíos exorcistas ambulantes decían a los demonios: Os conjuro por Jesús,
el que predica Pablo. De aquí podemos saber que estos judíos exorcistas
ambulantes no eran creyentes, jamás habían recibido al Señor Jesucristo como
Salvador. Más aún, estos judíos exorcistas ambulantes pensaban que el nombre de
Jesús es simplemente un amuleto para lograr lo que se quiere.
Entre
estos judíos exorcistas ambulantes, tal vez se destacaban los siete hijos de un
tal Esceva, quien se daba de jefe de los sacerdotes allí en Éfeso. Estos siete
hijos de Esceva se encontraron cara a cara con alguien poseído de un demonio y
dirigiéndose al demonio dijeron: Te conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
Inmediatamente, el hombre en quien estaba el demonio, de un salto cayó sobre
los siete hijos de Esceva y les propinó una soberana paliza. El relato dice que
el endemoniado, uno sólo, pudo más que los siete hijos de Esceva y los dominó
totalmente. Es el poder maligno en acción. Los siete hijos de Esceva tuvieron
que huir de la casa donde estaban, desnudos y heridos. Qué triste, perdieron la
ropa, perdieron la salud y seguramente perdieron también su mal habida
reputación como exorcistas ambulantes.
¿Qué
podemos aprender de todo esto? Pues que el nombre de Jesús no es un amuleto
para obtener cosas, además si no se conoce personalmente al Señor Jesús y
además si no se está totalmente sometido a él, es muy peligroso enfrentarse al
poder maligno.
¿Por
qué los siete hijos de Esceva no pudieron expulsar el demonio de un hombre
poseído, a pesar de invocar el nombre del Señor Jesucristo? Pues simplemente
porque estos hombres no eran creyentes, jamás habían recibido al Señor
Jesucristo como Salvador, y por tanto no podían estar sometidos totalmente a
él.
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