viernes, 29 de diciembre de 2017

Personajes del Antiguo Testamento.        N° 6.

Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
 en los años 1970 en la revista Truth & Tidings

Abraham, el amigo de Dios

La vida de Abraham es una de las narraciones más interesantes en todo el Antiguo Testamento. Su biografía es tal vez la más completa, ya que ocupa Génesis 11 al 25 y varias otras referencias. Tres veces él es llamado el amigo de Dios, 1 Crónicas 20.7, Isaías 41.8 y Santiago 2.2. Cinco palabras sirven de resumen de su vida: "la obediencia de la fe". El Espíritu Santo relata sus fracasos y sus logros, todo escrito para nuestra instrucción.
Se han escrito tomos sobre este hombre sobresaliente que Génesis 17.4 llama padre de muchedumbre de gente y Romanos 4.11 llama padre de todos los creyentes.
En cuanto a su título de amigo de Dios, esta relación está al alcance de todos nosotros. Nuestro Señor dijo: "Sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando". No dudamos de que ésta haya sido una de las razones por que Abraham ganó el título; la obediencia engendra amistad. Por otro lado, "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?" Santiago 4.4.
Algunos temas sobresalientes en el registro que tenemos de este hombre (no los mencionamos ahora en su secuencia cronológica) son su país, llamamiento y valor; su fe en cuanto al nacimiento de Isaac y su obediencia al ofrecerlo; su separación de Lot; sus "miradas"; las tres grandes promesas de parte de Dios; su conquista de reyes y su conversación con Melquisedec; y el pacto de Dios con Abraham. Veamos brevemente algunos.

Dios llamó a Abraham

Posiblemente Job y Abraham eran contemporáneos. Quizás Job vivió en la primera parte de la vida de Abraham cuando todavía en Mesopotamia, pero sin conocer el uno al otro. Sea como fuere, estos dos patriarcas difieren grandemente. Job le conocía a Dios de una manera que Abraham desconocía al principio. Es probable que Job haya vivido y muerto en la tierra de Uz; no estamos seguros dónde quedaba. Abraham era peregrino en la gran parte de su larga vida, una caracterizada por tiendas y altares. La historia de la vida de Job no está vinculada con el pueblo de Dios como es la de Abraham. Ninguno de los propósitos de Dios para su pueblo terrenal se relacionaba con Job, mientras que el pacto de Dios con Abraham está entretejido en la historia de Israel.
Cuatro siglos habían pasado desde el diluvio y durante aquel tiempo hubo mucha migración. Los hijos de Jafet fueron al norte y ocuparon lo que es hoy día Europa y Asia. Los hijos de Cam fueron a sur, aparentemente a la tierra fértil de Caldea. Aquí encontramos una familia de los hijos de Sem, probablemente cerca de la boca del Eufrates. Algunos colocan a Ur más al norte, en un lugar que ahora sería un día de viaje de Harán, pero lo vemos dudoso a la luz de acontecimientos posteriores. Probablemente Ur estaba cerca del Golfo Pérsico, en el sur de Mesopotamia (Irak hoy por hoy).
Los descendientes de Noé, específicamente los hijos de Cam, practicaban la idolatría. Josué 24.15 alude a "los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río", o más allá del Eufrates. Abraham nació y se crío en medio de esta idolatría. Hay una tradición que él se oponía a ella, pero nada sabemos de esto de las Escrituras.
Génesis 12.1 relata el llamamiento de Abraham: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré". El 11.31 ya había comentado: "Tomó Taré a Abram su hijo y a Lot hijo de Harán". Si esto presenta un problema, las palabras de Esteban en Hechos 7.2 al 4 lo aclara: "El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora".
El Dios de la gloria le apareció. Aquellos que creen en teofanías en el Antiguo Testamento explican que esta es la primera; Dios apareció a un hombre en la persona de su Hijo, llamado a veces el Ángel de Jehová. Ningún hombre jamás ha visto a Dios, así que puede ser que el Dios de la gloria que le apareció al patriarca era el Hijo de Dios en forma humana, como también en Génesis 18.1, "le apareció Jehová en el valle de Mamre".
Para cualquiera de nosotros hubiera sido difícil comprender plenamente cuando "se fue Abram, como Jehová le dijo". No fue apenas un llamamiento a alejarse de la idolatría, aunque esto estaba incluido, sino un llamado a dejar su patria y los suyos. Más de esto, él debía ir a una tierra de la cual no sabía nada. No sabía adónde, a qué distancia ni a qué.

Continuara


miércoles, 27 de diciembre de 2017

Personajes del Antiguo Testamento.        N° 5.

Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
 en los años 1970 en la revista Truth & Tidings

Melquisedec, el sacerdote de Dios

La primera mención de Melquisedec está en Génesis 14.18, donde en su capacidad dual de rey de Salem y sacerdote de Dios él lleva pan y vino a su encuentro con Abram. Nada más está dicho de él hasta Salmo 110.4, donde David declara: "Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote según el orden de Melquisedec". Luego hay otro silencio también de aproximadamente mil años, hasta que aparece en los capítulos 5 y 7 de la Epístola a los Hebreos.
Hay quienes han sugerido que este hombre era Set, y otros que era Cristo mismo. Estas interpretaciones son especulaciones sin el más mínimo apoyo en las Sagradas Escrituras. Hebreos 7.3 nos informa claramente que Melquisedec fue hecho semejante al Hijo de Dios, 
y difícilmente podría uno hacerse semejante a sí mismo. Melquisedec no era una teofanía; es decir, no era una manifestación de Dios al hombre. Génesis 14 y Hebreos 7 dejan en claro que era un rey de Salem y un sacerdote de Dios. No era un ser celestial sino un hombre que encontró a y conversó con Abram.

La clave del misterio, si es que hay misterio, es que Melquisedec es un tipo hermoso de nuestro Señor Jesucristo, y de su sacerdocio en particular. El primer punto de comparación entre este hombre y el Hijo de Dios se encuentra en Hebreos 7.3, donde se lo presenta sin padre y madre, sin descendientes y sin comienzo ni fin de vida. Esto no quiere decir que Melquisedec era un ser sobrenatural. El asunto es que Génesis es el libro de principios y abunda en genealogías. A menudo hay enseñanza en el silencio de la inspiración, y lo registrado acerca de este hombre es llamativo por lo que dice y lo que no dice.
Una gran dificultad para el creyente hebreo era entender cómo Cristo podría ser un sacerdote. Era de Judá, una tribu que no ministraba ante el altar. El hebreo daba por entendido que un sacerdote sería de la tribu de Leví. Para atender a esta dificultad, el escritor de Hebreos emplea a Melquisedec como un tipo de un orden de sacerdotes. En esta cuestión de las figuras antiguotestamentarias del Señor Jesús como sacerdote, debemos llevar en mente que se habla de Melquisedec como un orden y de Aarón como el patrón.
Melquisedec era tipo de nuestro Señor al ser tanto rey y sacerdote a la vez. Hebreos 5.6 dice que el Señor es sacerdote según el orden de Melquisedec. Él recibió la excelencia eterna de este orden al ser resucitado de los muertos y exaltado en gloria. Es un ministro de bendición sin fin. Melquisedec murió, como está establecido a todo hombre, pero no hay mención de su muerte, conforme con el uso que el Espíritu Santo hace de él cual figura de un Varón cuyo ministerio nunca va a terminar.
Melquisedec trajo pan y vino a su encuentro con Abram. Esto habla de lo que hemos recibido por medio de Cristo, y también de su gloria milenaria cuando edificará el templo de Jehová, llevara gloria y reinará en su propio trono. Será sacerdote sobre su trono, Zacarías 6.13.


sábado, 23 de diciembre de 2017

Personajes del Antiguo Testamento.        N° 4.

Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
 en los años 1970 en la revista Truth & Tidings

Job, el hombre perfecto y recto

Le dijo Dios a Satanás: "¿No has considerado a mi siervo Job?" Nosotros "consideraremos" a Job de varias maneras: su carácter, conocimiento, conflicto, compañeros, Señor y fin.

El libro y el hombre

El Libro de Job es un tratado sobre una de los enigmas de la vida: ¿Por qué sufren los justos? Reconocemos que nos deja perplejos el hecho de que Dios permita a Satanás tocar a un hombre como su siervo Job y que hoy "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución", 2 Timoteo 3.12. Muchos del pueblo de Dios sufren de maneras inexplicables, ¿pero por qué Job? Sus experiencias han sido un estímulo a muchos que han llevado cargas pesadas por razones ajenas a su control.
En cuanto a los tiempos de este varón, es evidente que el Libro de Job es uno de los más antiguos, si no el más antiguo, en la Biblia. Parece que Job vivió antes de Abraham, o antes de que Dios llamara a éste, y ciertamente antes de Moisés. No se conocían las ceremonias ni el sacerdocio levítico cuando Job vivía. Él era sacerdote en su propio hogar, ofreciendo holocaustos según el número de su prole, ya que "quizás habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones". Esto lo hacía continuamente.
Es muy poco lo que sabemos de sus antepasados y nacionalidad; este libro no incluye fechas. Aprendemos del 12.15 que fue escrito después del diluvio, "Si él detiene las aguas, todo se seca; si las envía, destruyen la tierra"; y de 22.15,16, "¿Quieres tú seguir la senda antigua que pisaron los hombres perversos, los cuales fueron cortados antes de tiempo, cuyo fundamento fue como un río derramado?"
Job vivía en Uz. Nada indica que era peregrino, como eran Abraham, Isaac y Jacob. No hay mención de él en Hebreos 11, donde dice que los patriarcas confesaban que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Job no recibió ningún llamado a separarse, y por cierto esto sugiere que vivía antes de que Abraham haya sido mandado a hacerlo.
No hemos sido informados quién escribió el Libro de Job. Algunos opinan que Moisés lo hizo, pero especular sobre el punto tal vez no sea provechoso.

Convicción y Fe

Nos capta la atención el reto de Dios a Satanás: " ¿No has considerado a mi siervo Job?" Con estas palabras Dios lo presentó al acusador de una manera innegable, aunque Satanás sí cuestionaba su motivo: "¿Acaso teme Job a Dios de balde?"
Los detalles acerca de sus riquezas y dignidad dejan en claro que era hombre poco común. "No hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal". Perfecto, desde luego, no quiere decir que era sin pecado; nadie puede aspirar a eso. El hombre perfecto del Antiguo Testamento era uno que estaba en la debida posición ante Dios, y el recto era uno que vivía piadosamente. Tanto Dios como Satanás tenían un interés especial en Job; Dios lo contemplaba con agrado y Satanás con malicia. En este libro encontramos el concepto que Dios, Satanás y Job mismo tenían de Job.
Aun cuando no está mencionado directamente en Hebreos 11.13, "conforme a la fe murieron todos éstos". Job tenía un conocimiento de Dios muy llamativo. Su gran y hermosa declara- ción está en 19.25,26: "Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;  y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios". Obsérvese qué sabía de las verdades divinas:
1.    Tenía un Redentor personal. No está relatado cómo lo fue revelado al patriarca. Al haber conocido el himno, él hubiera cantado: "Redentor, Redentor, ¡qué alegría tuyo ser!"
2.    Sabía que su Redentor vivía. Es una prueba irrefutable de que el Hijo de Dios existía antes de su encarnación.
3.    Job sabía que su Redentor se levantaría sobre la tierra. Al fin nos lleva más allá del primer advenimiento del Señor, cuando el niño nació de la virgen.
4.    Tenía conocimiento de la resurrección; a saber, que en su cuerpo vería a Dios. Sabía que su cuerpo iba a morir y ser sepultado, pero Dios le daría otro y en ése lo iba a contemplar.
No dudaba; dijo: Yo sé. La fe lo sostenía en la prueba severa y él vivía a la luz y en el disfrute de la esperanza bienaventurada de ver a su Redentor cara a cara.

Sus conflictos o pruebas

Habiendo tomado nota de la fe y la convicción de Job, veamos ahora sus pruebas. Uno puede pensar que el favor divino le era negado en cada una de sus aflicciones; él tuvo que enfrentar un desastre tras otro. Merodeadores llevaron sus bueyes, ovejas y camellos; sus siervos cayeron a espada; y, peor, sus diez hijos murieron violentamente. Job se levantó, quitó su manto, se arrodilló y adoró. "En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno". Luego él fue obligado a sufrir en cuerpo propio, con sarna maligna de pies a cabeza. Lo vemos sentado en ceniza, rasgándose con un tiesto.
Además, y posiblemente lo peor de todo, su esposa le dijo: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete". Ella ha debido ser una ayuda, un apoyo; es un golpe duro cuando la esposa traiciona a uno. Cierto, ella recién había perdido a todos sus hijos, pero mejor hubiera sido conversar con Job para consolarlo. Pero él le dio una respuesta excelente: "¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?"
El objetivo de la aflicción de este hombre fue el de descubrir la falsedad de la acusación de Satanás al decir: "Extiende ahora tu mano y toca lo que tiene, y verás su blasfemia contra ti". De manera que Job sufrió rechazo de parte de su esposa, extremo dolor en su cuerpo, la actitud por demás chocante de sus amigos y las acusaciones de Eliú. Entonces Dios intervino y esto puso fin al proceso.

Sus compañeros en el intercambio.

Es de notar que la mayor parte del libro relata la conversación entre Job y sus amigos. Contamos con una trascripción fiel de sus disputas, pero esto no quiere decir que Elifas, Bildad y Zofar hayan hablado por inspiración divina. El relato es inspirado, pero no así los criterios. Debemos llevar en mente la distinción entre lo que las Escrituras enseñan y los dichos que narran. Por ejemplo, leemos en 1 Reyes 13.18, "le dijo, mintiendo", y sin duda así fue, pero esto no quiere decir que la mentira haya sido inspirada.
Sin duda los amigos de Job dijeron mucho que era cierto en sí, pero no aplicable al hombre a quien acusaban. Es más, mucho de aquello fue refutado fácilmente. Alguien ha dicho que lo único amigable de los amigos de Job fue el hecho de visitarlo en su enfermedad y tribulación. La bondad los llevó pero su falta de comprensión del porqué de las cosas resultó en que fuesen impedimento en vez de ayuda.
Estos tres amaban a Job pero no lograron comunicar la simpatía que él anhelaba. Se desvistieron, echaron polvo sobre sus cabezas, lloraron y se sentaron en el suelo con él. Se dieron cuenta de que su angustia era grande, y guardaron silencio por una semana.
Esto dio lugar a la primera intervención de Job. Exclamó: "Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido". Prosiguió con acusaciones indecorosas. Por supuesto, la teoría de los amigos era que Job había pecado y que todo su sufrimiento era castigo por su pecado. Nada sorprende que haya protestado "consoladores molestosos sois todos vosotros". Estos hombres descorteses no tenían nada; sus palabras eran frías, negativas y abstractas. Percibían a Job como un hipócrita.
Las respuestas de Job fueron contenciosas más que todo. El problema era que Job no conocía a Job. Dijo: "Atribuiré justicia a mi Hacedor", y "Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días". Parece que le costaba involucrar a Dios en todo el asunto. Si bien Dios lo iba a vindicar ante sus amigos, su lamento era: "¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Expondría mi causa delante de él, y llenaría mi boca de argumentos".
Otro hombre se presenta en el capítulo 32 en la persona de Eliú, y él le habla a Job de una manera diferente de como habían hecho los tres. Eliú estaba muy molesto con Job y procuró justificar a Dios en todo el asunto. Su intervención tuvo un efecto muy profundo sobre Job, y éste no podía contestarle como había hecho con los amigos.

Su Señor y su fin

El Señor respondió desde un torbellino. Cómo lo hizo, no sabemos; probablemente fue en voz audible. Job había expresado el deseo de tratar directamente con Él, y Dios lo concedió. En vez de razonar Job con Dios, o procurar justificarse como había hecho ante sus amigos, Dios razonó con Job para su mayor incomodidad y pena. La majestad del Creador lo hizo sentir su propia indignidad; ahora exclama: "He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pondré sobre mi boca … me arrepentiré en polvo y cenizas". Todo ha cambiado ahora; él ha dejado de decir "mi justicia tengo asida". El camino fue largo, pero llegó a su fin previsto.
"Bendijo Jehová el postrer estado de Jacob más que el primero". Las consecuencias de este drama divino fueron asombrosas, dejándonos ver "el fin del Señor", el objetivo que Dios había tenido en mente.
Siglos más tarde Santiago escribió: "Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor; que el Señor es muy misericordioso y compasivo". La secuela se conformó con toda la prueba experimentada. Los amigos de Job se quedaron reprendidos, llevados al arrepentimiento y mandados a ofrecer los sacrificios que Dios exigió. Fueron asegurados que Job oraría por ellos, cosa que les caería como gran reprensión, porque pensaban que él necesitaba las oraciones suyas. "Quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job".
La bendición vino repentinamente y la restauración quedó realizada. De nuevo nuestro protagonista era el mayor en el Oriente. Pensamos en Ana: "Jehová empobrece, y él enriquece; abate y enaltece. Él levanta del polvo al pobre". Así con Job: "Vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y cada uno de ellos le dio una pieza de moneda".

La lección

La lección que aprendemos está en cómo se portó durante esta catástrofe un gran hombre, "perfecto" en su relación con Dios, recto en su conducta, con una actitud correcta ante sus hijos y benévolo con sus prójimos. Haríamos bien en preguntarnos cómo nos hubiéramos portado en circunstancias tan extremadamente difíciles. Para el hijo de Dios es un gran consuelo saber que somos objetos de su incesante amor y cuidado.
La disciplina divina no siempre es con miras a castigar, sino puede ser con el fin de prevenir, o en las palabras del 33.17, "para quitar al hombre de su obra, y apartar del varón la soberbia". Puede ser instructiva; "les señala su consejo", dice el versículo anterior. Es decir, la disciplina lo hace a uno ver qué le conviene.
El punto clave para el hijo de Dios que está bajo la mano aleccionadora es el de Hebreos 12.11: "los que en ella han sido ejercitados". Y, tiene su "después": da fruto apacible de justicia. Job salió del proceso con el doble de lo que tenía al entrar, y su vida es un cuadro de cómo se logra "el fin del Señor". Este "fin" fue un final muy feliz para Job. El Señor quiso llevar a Job a no confiar en sí, y luego bendecirlo. "Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Y murió Job viejo y lleno de días".

Exclamó el salmista en el 119.71: "Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos".

jueves, 14 de diciembre de 2017

Personajes del Antiguo Testamento.        N° 3.

Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
 en los años 1970 en la revista Truth & Tidings

Noé, un heredero de justicia

Aprendemos varias lecciones importantes de la vida y las obras de Noé. Hebreos 11 contiene un versículo por demás llamativo que nos cuenta siete cosas acerca del patriarca:
Fue advertido por Dios
Actuó por fe
Fue movido por temor reverencial
Preparó un arca
Salvó a los suyos
Condenó al mundo
Fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
Nuestro estudio versará sobre Noé antes, durante y después del diluvio.

Antes del diluvio

En los días de Noé ... comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos, Lucas 17.27. Pedro dice que la paciencia de Dios esperaba en ese tiempo de inmoralidad y corrupción. En medio de todo esto Noé halló gracia. Era "varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé". Era predicador de justicia.
No se nos informa por cuánto tiempo predicó este hombre, ni cuánto tiempo ocupó en la construcción del arca. Es común oír que la construcción se prolongó por 120 años y que Noé predicaba acerca del venidero diluvio en ese lapso. Pero sus hijos ya eran casados cuando Dios le habló del evento, 6.18, y el 5.32 establece que "siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet".  Según el 11.10, dos años después del diluvio Sem era de 100 años. Se ve, entonces, que el arca fue construida en algún lapso de un poco más de cien años entre esas fechas.
Los 120 años mencionados en el 6.3 posiblemente están referidos a que la longevidad iba a ser reducida drásticamente, o a que se concedería un hiato antes de venir el juicio del diluvio. Pedro tenía ese período en mente al escribir que algunos eran desobedientes mientras tardaba el juicio divino. Los contemporáneos de Noé no podían comprender que sobrevenía un diluvio; nunca habían visto una lluvia. Pero Noé no se dejó ser vencido; él continuó con la construcción, confiado en tan sólo la palabra de Dios.
La orden fue, "Entra tú y toda tu casa en el arca", y Noé entró en gran fe. Veía un cielo despejado de nubes y no sabia qué era lluvia ni neblina, y mucho menos agua suficiente como para hacer flotar ese gran edificio. Posiblemente fue objeto de burla, pero no está registrado. Pero, "vino el diluvio y los destruyó a todos". Leemos cuatro veces que las aguas prevalecieron; dentro de poco pereció toda la humanidad.

Durante el diluvio

Entonces hubo la espera larga, la vigilia. No tenemos que entrar en detalle acerca de los meses que la familia pasó en el arca. "Jehová cerró la puerta", así que todo estaba bien. Vemos el premio de la fe de Noé cuando salieron, y sin duda las ocho personas se alegraron por haber sido "salvadas por agua", 1 Pedro 3.20.

Después del diluvio

"Sal del arca" fue la orden, y Noé salió. Leemos en seguida que edificó un altar a Jehová. La fe de este hombre pasó, por decirlo así, del arca a Dios mismo. Él había sido instruido a construir el arca pero levantó el altar voluntariamente, y de una vez ofreció holocaustos al Señor. Puede ser que Abel haya hecho un altar para ofrecer sobre él sus ofrendas al Señor, pero el de Noé es el primero mencionado en las Escrituras. El hombre que hizo el arca para la salvación de su casa podía hacer un altar de holocausto del cual Jehová percibió olor grato. Cuán bueno es, cuando Dios haya salvado a nuestra familia, poder ofrecerle a Él el sacrificio de alabanza.
Pero hay también una historia triste: "Después comenzó Noé a labrar la tierra" cual hombre terrenal. Plantó una viña. No había nada malo en eso; posiblemente tenía en mente proveer para la familia. Pero, "bebió del vino, y se embriagó". Esto condujo a su caída, pero aquí tampoco vamos a entrar en detalles.
Noé no tenía excusa; bebió en exceso. Así como otros mencionados en las Escrituras, este patriarca comenzó bien, continuó bien y terminó mal. Al salir del arca él tenía un comienzo nuevo y una gran oportunidad para servir a Dios. Romanos 15.4 aplica: " las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron". La última parte de Génesis capítulo 9 es una página negra en la historia humana.
La caída triste de Noé nos enseña cuatro lecciones:
1.    Él andaba con Dios al principio, pero sin un cambio de naturaleza,
no obstante todo lo que Dios había hecho por él.
2.    Es peligroso familiarizarse con lo que puede ser para nuestro uso
pero no es para nuestro abuso. "Todo me es lícito, pero no todo conviene".
3.    Debemos ser vigilantes; un creyente nunca está exento de caída.
"El que piensa estar firme, mire que no caiga".
4.    El buen comienzo no garantizó que Noé iba a terminar bien, y así es con cada uno
de nosotros. Sabemos de hombres espirituales que oraban no terminar
sus vidas siendo viles.

Noé vivió 950 años pero el registro inspirado guarda silencio acerca de los últimos 300 años de su vida. La Biblia dice: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre”, Deuteronomio 29:29.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Personajes del Antiguo Testamento.        N° 2.

Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
 en los años 1970 en la revista Truth & Tidings.

Enoc, el séptimo hombre

El capitulo 5 es uno de los capítulos más tristes en el libro de Génesis; seis veces leemos "y murió". Enoc es la única excepción.
La vida de Enoc fue la más corta de los antediluvianos, 365 años, y la de su hijo Metusalén la más larga, 969 años. Enoc era el séptimo de Adán y Génesis 2.2 dice que Dios reposó de su labor el séptimo día, pero no leemos de una tarde de ese día. No carece de significado la mención de que Enoc haya sido el séptimo; siete es el número de lo completo y sugiere un ciclo cerrado. El primer hombre murió pero el séptimo fue trasladado. El primer hombre trajo pecado al mundo pero el séptimo tuvo el testimonio de haber agradado a Dios.

Sabemos de su testimonio oral; Judas nos informa que profetizó, diciendo: "He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares …" Judas 14. No sabemos por qué Dios no divulgó esto en Génesis; quedó oculto por más de 2500 años, y Judas lo comunica de conformidad con su contexto.

"Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, y no fue hallado", Hebreos 11.5. "Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios", Génesis 5.24. Elías subió al cielo en un torbellino de fuego, y en la venida del Señor los santos serán arrebatados.

No está informado cómo Enoc fue traspuesto, pero el hecho de no haber sido encontrado sugiere que fue buscado. Su traslado fue un milagro de parte de Dios; antes no se había presentado algo como esto. Algunos enseñan que Dios le comunicó a Enoc de alguna manera que iba a ser trasladado, y que Enoc esperó por fe que sucediera. No creemos que las palabras "por la fe" tengan este sentido. Más bien, el contexto parece dar a entender que fue debido a su fe que Dios lo tomó. "No fue hallado, porque lo traspuso Dios". Su traslado fue el galardón por vivir para agradar a Dios, y Él lo quitó a una edad menor que la de sus contemporáneos cuando ellos murieron.


No hay nada que nos hace pensar que Enoc esperaba esto. Dios lo honró de una manera especial, así como a Elías, pero con la diferencia que éste sabía que iba a ser separado de Eliseo. Y así con nosotros. El apóstol Pablo nos ha dado la revelación que recibió tocante al traslado de la Iglesia en la venida del Señor, y es nuestra esperanza bienaventurada.

Serie: Mandamiento Bíblico

Estos son los animales que comeréis,   no comeréis éstos:”, v. 2-3. Levítico 11. 1-8, 43-47; 1 Timoteo 4, 3-4. Leer. En Levítico 11 tene...