Muerte
por Inanición.
El organismo humano requiere un alto
porcentaje de vitaminas y minerales para poder subsistir y estar capacitado
para cumplir todo un ritmo de actividades de una forma eficaz y precisa. Estas
vitaminas y minerales se encuentran en los alimentos que ingerimos diariamente,
porque de lo contrario el cuerpo iría debilitándose hasta el punto en que se
produciría la muerte por Inanición.
Esto debe llevarnos a la reflexión en cuanto
al alimento diario que necesita nuestra alma. Ese alimento es la Palabra de Dios.
“Vivifícame según tu palabra” Salmo 119:25.
Fue la sabia petición del salmista, al
encontrarse sin fuerzas y abatido por las adversidades de la vida. “Susténtame conforme a tu
palabra, y viviré” Salmo 119:116.
Todas estas experiencias de aquellos hombres de
Dios nos enseñan que nuestra alma necesita a diario una suficiente porción de
alimento de la Palabra
de Dios. Si por el contrario descuidamos su lectura y meditación diaria,
corremos el peligro de que muramos por falta de alimento espiritual, o seamos
creyentes enfermizos espiritualmente, sin fuerzas para resistir los ataques del
enemigo.
Sigamos el consejo del Señor:
“Escudriñad las Escrituras”, Juan 5: 39, y atendamos la exhortación que nos dice: “La palabra de Cristo more en abundancia
en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría”
Colosenses 3:16.
Esta abundancia de la Palabra de Dios en
nosotros, nos recuerda la necesidad de ingerir la variedad adecuada de alimento
para nutrir nuestro cuerpo. De la misma manera, un aprecio más devocional a la Palabra de Dios nos traerá
inmensos beneficios espirituales.
Tomado
del folleto: Mensajes de Aliento, Paz y Acción.
Miguel. A. Nieto, noviembre 1981
EL ENTUSIASMO.
La etimología de
esta palabra es muy hermosa, significa “Teniendo a Dios dentro”, En muchos
casos es así, pues nada da mayor vigor al espíritu humano que un contacto real
con Dios. Los grandes héroes de la fe han sido grandes entusiastas. Pero podemos decir que hay falsos entusiasmo,
cuando la presencia de Dios ha sido reemplazad por la voluntad propia.
EL AMOR DEL SEÑOR.
“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre,” Apocalipsis 1:5.
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