La estructura más básica de una
iglesia local aparece en Filipenses 1:1. La Biblia dice: Pablo y Timoteo,
siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en
Filipos, con los obispos y diáconos:
En una iglesia local debe haber
santos. Esto se refiere a los creyentes que allí se congregan. También debe
haber obispos. La palabra obispo, es la traducción de la palabra griega
“episcopos” que significa un sobreveedor. Las palabras “pastor” y “anciano” son
palabras sinónimas. Es decir que, obispo, pastor y anciano, son tres palabras
para designar a una misma persona en la iglesia local.
En toda iglesia debe haber más de
un pastor, u obispo o anciano. Muy bien. Además de los santos y los obispos,
debe haber diáconos. La palabra “diácono” significa uno que está para servir.
Son los que se ocupan de las tareas manuales en la iglesia local. Siempre debe
haber más de uno.
Los pastores ejercen el liderazgo
en la iglesia local. Los diáconos se ocupan de lo material bajo la supervisión
de los pastores. Los santos se siguen al liderazgo de los pastores. Una de las
áreas en la cual se presentan muchos conflictos en la iglesia local es en las
finanzas. Por ahora no me referiré a las formas legítimas de cómo una iglesia
local obtiene sus fondos para subsistir, sino más específicamente a la forma
como se manejan esos fondos.
En este sentido, es bueno que los
pastores de la iglesia local, con ayuda de los diáconos preparen un presupuesto
anual, en el cual consten los posibles ingresos y los posibles egresos. Una vez
aprobado este presupuesto, deberían ser los diáconos, quienes, utilizando el
presupuesto como guía, simplemente lo ponen en ejecución.
Por regla general, los pastores,
obispos o ancianos, no deberían tocar en absoluto los fondos de la iglesia
local. Serán los diáconos quienes cuentan el dinero que ingresa a las arcas de
la iglesia local, quienes depositan esos fondos en un banco, quienes efectúan
los pagos que sean necesarios, y quienes llevan una contabilidad estricta de
todo el movimiento económico.
Al menos mensualmente, los
diáconos deberían presentar un informe económico a los pastores, de modo que
estén bien informados de la situación económica de la iglesia local.
El Nuevo Testamento advierte
acerca del peligro de obtener riquezas deshonestas con el pretexto de ejercer
el oficio de pastor, obispo o anciano. Hablando de los requisitos de los que
aspiran ser pastores, note lo que dice 1 Timoteo 3:3 no dado al
vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas,
sino amable, apacible, no avaro;
Es fácil detectar si los pastores
en una iglesia local están obteniendo ganancias deshonestas. Solamente mire su
nivel de vida. Si ve que está muy por encima del nivel de vida de la mayoría de
los hermanos de una iglesia local, es muy obvio que estos pastores ya no están
viviendo para las ovejas sino de las ovejas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario