“NO
COMERAS”, v 17.
Génesis
2. 8-20 Leer.
Este
es el primer mandamiento negativo que se le da al hombre. Jehová había plantado
un jardín de delicias para el hombre y su esposa. Su nombre era Edén, que
significa "deleite, hermosura". Ciertamente era un paraíso, en el que
crecían abundantes frutos deliciosos, suficientes para satisfacer las
necesidades y deleitar el paladar de la criatura, y de estos frutos Adán tenía
el permiso de Jehová para comer libre y generosamente. El Edén estaba preparado
para él. Además, sobre este dominio al hombre se le había dado cierta
soberanía. Fue superior en la creación, como lo demuestra el nombre de las
criaturas que pasaron antes que él.
Sin
embargo, a pesar de lo superior que era, siempre debe recordar que había un
Soberano más grande que él, a quien debía obediencia y del que siempre
dependería. Este precepto, "no comerás", iba a ser una prueba de su
obediencia y su dependencia, y por desobediencia habría las consecuencias más
graves. Fue Juan, el apóstol de un día posterior, quien escribió: "Sus
mandamientos no son gravosos", 1 Juan 5, 3, y esto fue ciertamente cierto
en el caso del mandamiento dado a Adán. ¿Cuántos árboles había en el Edén? ¿Cientos?
Miles?
No
se nos dice, no podemos decirlo, pero podemos estar seguros de que había una
amplia oferta para las necesidades físicas del hombre, ¡y la prohibición se
aplicaba a un solo árbol! El hombre debe obedecer a Aquel que era más grande
que él y, como criatura inteligente, debería haber sabido que los límites eran
necesarios en la creación. Lamentablemente, desobedeció. Comió lo prohibido y
perdió el derecho al Edén. Murió a eso. También murió espiritualmente a su
Creador, y ese mismo día comenzó a morir también físicamente.
Pero
Dios nunca se aparta de un propósito original y en un día futuro habrá otro
paraíso, “Al que
venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios” Apocalipsis 2. 7. Allí, en ese paraíso de
gloria habrá otro Hombre, con Su novia redimida.
Será el Edén restaurado, y más, con un río puro de agua de vida fluyendo en
medio de él y el árbol de la vida floreciendo a ambos lados de la corriente de
cristal.
Todo
costó la muerte del segundo Hombre, el último Adán, quien ahora, resucitado triunfalmente
de entre los muertos, espera el momento en que Su esposa estará con Él en la
gloria.
Precious
Seed, Traducido.
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