QUITA TU CALZADO DE TUS PIES”, v 5
Éxodo
3. 1-10. Leer.
Muy
a menudo ocurre que el Señor se aparece de una manera especial a aquellos que
están fielmente comprometidos en la ajetreada y mundana rutina de la vida
diaria. Es un principio que, "El que es fiel en lo mínimo, también en lo
más es fiel", Lucas 16. 10, y así fue con el llamado de Moisés. Él estaba
cuidando las ovejas de su suegro Jetro y las había llevado a la parte trasera
del desierto cerca del Sinaí.
Jehová
necesitaba un hombre con un corazón de pastor y un carácter paciente, y ambas
virtudes las podía discernir en el hombre que había cruzado el desierto con el
rebaño y estaba cuidando las ovejas en la calurosa y polvorienta tierra de
pasto del Sinaí. En estas circunstancias, Dios se apareció a Moisés.
Un
arbusto del desierto estaba ardiendo. Una llama de fuego saltó de la zarza
pero, mientras Moisés miraba, la zarza no se consumía. Era un fenómeno, un
milagro, y decidió acercarse y observar. Fue entonces cuando escuchó la voz,
"Moisés, Moisés". Él respondió de inmediato: "Heme aquí".
Luego vino la prohibición y la orden. "No te acerques" y "quita
tu calzado de tus pies". La razón era bastante simple; la tierra sobre la
que estaba el hombre era tierra santa.
Si
se objeta que el suelo sobre el que estaba parado no era más que el suelo del
Sinaí, la presencia de Dios lo había santificado. El fuego era una
representación simbólica de la naturaleza de Jehová, y aquellos que en
cualquier momento se acercarían a esa asombrosa Presencia deben descalzarse en
humilde reconocimiento de Su santidad. Así que debemos acercarnos a la Divina
Presencia, ya sea acercándonos en adoración, en acción de gracias o en
intercesión.
Siempre
somos bienvenidos a acercarnos, pero siempre debe ser con la debida reverencia
y temor piadoso, con cuidado de nuestra conducta, nuestro lenguaje e incluso
nuestra vestimenta. Con los pies descalzos y la cabeza inclinada, Moisés
escuchó la voz de Dios, que había visto y escuchado el sufrimiento y el gemido
de su pueblo oprimido en Egipto. Él los libraría, y Moisés sería el vaso
elegido para sacar al pueblo de su esclavitud a la libertad.
Seamos
fieles y leales en las pequeñas cosas de la vida y es muy posible que Jehová
nos confíe cosas mayores.
Precious
Seed, Traducido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario