viernes, 19 de noviembre de 2021

Serie: Mandamiento Bíblico

 “No cometerás adulterio”. v.14

Éxodo 20,14; Mateo 5, 27-28; 1 Tesalonicenses 4: 1-8. Leer.

Dios quiso que el matrimonio fuera una relación exclusiva de un hombre y una mujer, (Génesis 2. 21-25). Lamec fue el primero en desviarse de ese modelo, (Génesis 4. 19), y desde entonces, la historia humana ha estado plagada de relatos de infidelidad marital. Este séptimo mandamiento prohíbe tales "aventuras" extramatrimoniales y se amplía en otros lugares para incluir las relaciones sexuales prematrimoniales y las segundas nupcias posteriores al divorcio. La Biblia insiste en que el impulso procreador dado por Dios debe satisfacerse dentro de los límites de un matrimonio ordenado por Dios.

Hombres y mujeres encuentran emocionante ignorar el mandato divino, porque " Las aguas hurtadas son dulces,  Y el pan comido en oculto es sabroso", Prov. 9. 17, pero inevitablemente, la impureza sexual produce una cosecha de miseria. La mala conducta de Ruben molestó a su padre hasta el día de su muerte, (Génesis 49. 3-4). La locura de Judá trajo amarga vergüenza, (Gén. 38). Los miserables últimos años de David fueron el legado de una relación adúltera. Estos incidentes son faros de advertencia. Corazones rotos y hogares rotos, enfermedades y desórdenes, todos pueden ser el producto de relaciones ilícitas. Hay una severa advertencia del juicio de Dios para los fornicarios y adúlteros, Heb. 13. 4.

La voluntad de Dios para sus hijos es que vivan vidas santas, y eso implica la abstinencia de los pecados sexuales, (1 Tes. 4. 3). Hace que el creyente sea diferente de la sociedad contaminada que lo rodea, v. 5, y es el propósito por el cual Dios lo llamó, v. 7. Él da poder a una vida santa por la presencia de Su Espíritu Santo dentro de nosotros, v.8.

En Su enseñanza, el Señor Jesús amplió el mandamiento siete para incorporar la mirada lujuriosa, (Mat. 5. 28). Lo que vio Sansón lo llevó al pecado, (Jue. 16. 1). Lo que David vio avivó las llamas de la lujuria, (2 Sam. 11. 2). No es de extrañar que el Salvador dijera: "si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti", (Mat. 5. 29). Hay tantas cosas en el mundo de hoy que apelan a la concupiscencia de los ojos, por lo que es vital ser cautelosos sobre lo que leemos y observamos, y "y no proveáis para los deseos de la carne", (Rom. 13.14). Recuerde, Dios nunca rebajará sus estándares para adaptarse a una sociedad promiscua. El mandamiento original sigue en pie, así que " Consérvate puro", (1 Tim. 5. 22).

Precious Seed. Traducido.

www.preciousseed.org

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