Personajes del Antiguo Testamento. N° 27.
Héctor Alves, 1896-1978.
Parte de una serie publicada mayormente
en los años 1970 en la revista Truth & Tidings
Parte de una serie publicada mayormente
en los años 1970 en la revista Truth & Tidings
Absalón, el príncipe con una mancha
No había en todo
Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su
pie hasta su coronilla no había en él defecto, 2 Samuel 14.25.
Pero bien preguntó su
padre David: "¿El joven Absalón está bien?" 18.32. Segunda Samuel
capítulos 13 al 19 mencionan su nombre aproximadamente cien veces, pero de
todas las biografías narradas en la
Palabra de Dios, la de Absalón es una de las más tristes. Es
la historia del afecto natural y de las tribulaciones de un padre de corazón
roto.
1. Un yugo desigual, 3.3. Su madre era Maaca, hija de un
rey de Gesur, una parte de Asiria, 15.8. Procedió de aquellos que se describen
como "las gentes que están en vuestro derredor".
2. Un defecto invisible, 14.25. "Desde la planta de su pie hasta su
coronilla no había en él defecto". Pero la hermosura de Absalón estaba
todo lado afuera. Tenía todo lo que apelaba al hombre natural, pero Dios sabía
de un defecto que no estaba a la vista. "Toda cabeza está enferma, y todo
corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa
sana", Isaías 1.5,6. Su hermosura personal, libre de defecto exterior, no
hacía nada para realzar su condición espiritual.
3. Un hogar infeliz, 13.1 al 14. El pecado de David
registrado en el capitulo 11 dejó su huella sobre el hogar. Más adelante su
hermanastro Amnón violó a su hermana. Por meses el corazón de Absalón abrigó un
espíritu de venganza, y él tramó la muerte de Amnón por lo que había hecho a
Tamar. El asesinato de Amnón trajo pesar a David, y como resultado Absalón
volvió más y más rebelde ante su padre. Huyó a su suegro, Talmai, 13.38.
4. Un espíritu
rebelde, 14.28 al 33. Cuando volvió al
hogar, después de tres años enteros en Gesur, él no reconoció su culpa ni dio
señales de arrepentimiento. El rey no aplicó ninguna disciplina bíblica, sino
lo besó a Absalón. En esto David fue negligente. Leemos en el versículo
anterior: "¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo
ahora el rostro del rey; y si hay en mí pecado, máteme". En vez de un
espíritu quebrantado, Absalón manifestó voluntad propia. El hombre que no tenía
defecto exterior hizo entrever su defecto interior.
5. Un hijo infiel,
15.1 al 14. Absalón estaba empeñado en
hacer lo que quería, y organizó una rebelión contra su padre, Rey David.
Primeramente, robó los corazones del pueblo. No leemos que los ganó, sino que
los robó. Sabía que les era agradable, pero usó un don de Dios para un fin
innoble. Su padre había hecho mal al besarlo, y posteriormente Absalón se valió
de los besos para ganar el favor de otros. "Cuando alguno se acercaba para
inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba".
Pronto contaba con
partidarios. Ganaba su apoyo con criticar la administración de su padre, y
entonces se sublevó en rebelión abierta. Este hombre anhelaba el poder pero
carecía de la habilidad de llenar el puesto que ambicionaba. El triste hecho
fue que "el corazón de todo Israel se va tras Absalón. Entonces David dijo
... huyamos, porque no podemos escapar delante de Absalón".
6. Un final
prematuro, 18.9 al 14 "Iba Absalón
sobre un mulo, y el mulo entró por debajo de las ramas espesas de un gran
encina, y se le enredó la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre
el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pasó adelante. Viéndolo uno, avisó a
Joab". Nada se dice que su cabello haya causado el accidente;
aparentemente su cuello se quedó trancado entre las ramas. Es de suponer que su
abundante cabello, que cortaba anualmente, era tan pesado que dificultó
cualquier intento a salvarse.
Joab respondió a su
informante, diciendo que ha debido matar a Absalón y ganar para sí una gran
recompensa. A esto el otro respondió que ni por una suma muchísimo mayor él
estaría dispuesto a hacer eso, "porque nosotros oímos cuando el rey te
mandó a ti y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven
Absalón". Este ejemplo de obediencia es sobresaliente, pero Joab
desobedeció. Clavó tres dardos en el corazón de Absalón cuando estaba vivo,
indefenso en el árbol.
El juicio de Dios
había alcanzado al pródigo Absalón cuando joven todavía. Su cuerpo fue lanzado
en un gran hoyo en el bosque y cubierto de un montón de piedras. Fue un
monumento muy diferente a aquel que había hecho para sí. En vida Absalón erigió
una columna y dijo: "Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre".
Este joven afligió a
su padre más por su muerte que lo había afligido por su vida. Posiblemente en
su angustia David habrá reflexionado sobre las ocasiones cuando no había
actuado sabiamente con su hijo, y como este descuido había aportado al fin
inoportuno y vergonzoso de Absalón. Que tantos padres como hijos aprendan de
esta historia trágica.
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