APRENDIENDO
DE LA BIBLIA.
Mateo 12:43-45, dice: “Cuando
el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y
no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la
halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete
espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel
hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala
generación”.
Para entender este pasaje
bíblico es indispensable echar una mirada al contexto. El Señor Jesús había
presentado todas sus credenciales que le acreditaban como legítimo Mesías y Rey
de Israel, sin embargo de ello, entre los judíos había un creciente rechazo
hacia Él, rechazo que alcanzó su punto culminante cuando los fariseos ciegos en
su incredulidad atribuyeron a Satanás la obra realizada por el Señor Jesucristo
cuando sanó a un endemoniado, ciego y mudo, de tal manera que el ciego y mudo
veía y hablaba.
Esto es lo que se llama la
blasfemia contra el Espíritu Santo. Jesús dijo al respecto: Todo pecado y
blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu
Santo no les será perdonada. Fue a raíz de todo esto, que Jesús pronunció las
palabras que aparecen en Mateo 12:43-35.
Lo que está haciendo Jesús
es un resumen del pasado, presente y futuro de la
Israel incrédula. El hombre endemoniado representa a la
nación judía. El espíritu inmundo representa a la idolatría que caracterizó a
la nación de Israel desde el tiempo de esclavitud en Egipto hasta el cautiverio
Babilónico, lo cual curó temporalmente a Israel de su idolatría.
Fue como si el espíritu
inmundo hubiera salido del hombre. A decir verdad, Israel aprendió muy bien su
lección. Desde su retorno del cautiverio Babilónico hasta la presente fecha,
Israel como nación no ha vuelto a adorar ídolos. En un sentido
espiritual es como aquella casa desocupada, barrida y adornada. A raíz de su
primera venida, el Señor Jesucristo, el Salvador trató de ocupar aquella casa
desocupada.
Él era el Legítimo
Ocupante, el Amo de la casa, pero obstinadamente el pueblo de Israel no se lo
ha permitido. Aunque Israel como nación no adoraba ídolos, sin embargo no
estaba adorando al Dios verdadero por medio del único que lo hace posible, el
Señor Jesucristo.
La casa desocupada habla de
un vacío espiritual, lo cual es una condición muy peligrosa, como lo demuestra
la condición posterior.
Esto refleja a la persona
que intenta una mera reforma moral pero se niega a ser la morada del Espíritu
Santo. La reforma moral aparte de la regeneración no produce buen resultado y
termina en un estado que es peor que el anterior. Eso es lo que la Biblia profetiza en cuanto
a la nación de Israel.
En un día todavía en el
futuro, el espíritu de idolatría decidirá volver a la casa desocupada, barrida
y adornada, pero esta vez acompañado de siete espíritus peores que él, esto
probablemente se refiere a la idolatría en su máxima expresión.
Esto apunta hacia el tiempo
de la tribulación, cuando la nación de Israel caerá en la apostasía y adorará
al Anticristo como si fuera Dios en el mismísimo templo en Jerusalén.
Como una aplicación
secundaria podríamos decir que no es suficiente que el incrédulo se reforme
moralmente para estar bien espiritualmente.
Es necesario que el Espíritu
Santo more, ocupe, la vida de esa persona, y eso ocurre cuando esa persona
recibe a Cristo como Salvador personal.
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