Preceptos del Exorcismo
en los Hechos y las Epístolas
Joe Dennison hijo, Detroit, Estados Unidos
Truth & Tidings febrero 2012
La devoción de María
Magdalena y el evangelismo del endemoniado, junto con el cambio radical en sus
vidas, son evidencias del poder de Cristo para librar a uno poseído de un
demonio. ¿Pero qué del tiempo presente? ¿Echar fuera a demonios es una parte
del evangelio? ¿Cómo y cuándo se debe practicar el exorcismo?
Casos múltiples
Las experiencias
demoníacas eran eventos inusuales en la era apostólica; no eran comunes. Los
Hechos y las Epístolas registran solamente tres ocasiones cuando se ocurrieron
en masa:
Donde Quienes Referencia Apóstol
Jerusalén judíos Hechos 5.16 Pedro
Samaria samaritanos Hechos 8.7 Felipe
Éfeso gentiles Hechos
19.12 Pablo
Obsérvese que estos
períodos cuando se echaban fuera demonios no se vinculan con una sola persona.
Una de las señales de apóstol, 2 Corintio 12.12, fue la capacidad de realizar
milagros. Al escribir Hechos de los Apóstoles, Lucas buscaba cuidadosamente un
equilibrio sobre los milagros de Pedro y Pablo para equiparar simbólicamente su
autoridad apostólica. De la misma manera, estos exorcismos validaron las
credenciales apostólicas de Pedro, Felipe y Pablo.
En segundo lugar,
estas tres ocasiones tuvieron lugar en el contexto de la evangelización en
áreas nuevas: primeramente en Jerusalén entre judíos, luego en Samaria y
finalmente en Éfeso entre gentiles. Cada una de estas localidades era un foco
de actividad demoníaca. Durante el ministerio de Cristo se había aumentado
dramáticamente este fenómeno en Judea. En Samaria, Felipe encontró a un
hechicero llamado Simón, quien se valía de la magia para engañar a la gente,
Hechos 8.9. En Éfeso los artes ocultos florecieron, pero los convertidos quemaron
sus libros de magia al ser salvos.
Estos lapsos cortos de
exorcismo fueron permitidos por Dios para validar el mensaje del evangelio
cuando entraba en áreas nuevas, demostrando así la autoridad de los apóstoles
sobre el poder de los demonios. Esto concuerda con el propósito del exorcismo
ejercitado por Cristo mismo: “Si por el dedo de Dios echo yo fuera los
demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros”, Lucas 11.20. El
poder de Cristo sobre los demonios hizo ver que su mensaje era de Dios, y estos
exorcismos también dieron fe al mensaje del evangelio.
Casos específicos
En Hechos 16.16 a 18
tenemos el único relato de un caso específico de echar fuera a un espíritu
maligno. Pablo encontró una esclava que tenía espíritu de adivinación, y ella
proclamaba que los evangelistas eran “siervos del Dios Altísimo” que anunciaban
el camino de salvación. Esto se prolongó por varios días, hasta que Pablo hizo
frente al espíritu que dominaba a la muchacha, con las palabras: “Te mando en
el nombre de Jesucristo, que salgas de ella”. Salió.
Pablo parece haber
sido cauteloso al realizar un exorcismo, dejando al espíritu que actuara “por muchos días” antes de
enfrentarlo. Se precisa de juicio espiritual para discernir la presencia de un
espíritu malo en una persona. Es muy probable que Pablo requiera tiempo para
asegurarse de que era un espíritu que hablaba, y no simplemente la muchacha
misma.
Al demandar en el
nombre de Cristo que el espíritu saliera, él reconoció que el poder para esto
venía solamente de Cristo Jesús. Invocar el nombre de Cristo es aplicar su
Persona y su poder. Solamente el poder divino es suficiente para soltar el
apretón de la presencia demoníaca. No es una fórmula mágica para echar fuera
los demonios, como aprendieron los hijos de Esceva en Hechos 19.13 a 20, sino
invoca una autoridad a la cual los espíritus inmundos deben responder.
En Hechos 13 Pablo
encuentra en la isla de Chipre a otro que está controlado por influencias
demoníacas. Él viaja evangelizando y
halla a “un cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús”, quien se
opone al evangelio. Pablo lo acusa de ser “hijo del diablo” y lo condena a la
ceguera. Aquí Pablo, “lleno del Espíritu Santo”, reprende en vez de exorcizar
al espíritu.
Entonces, de las
experiencias de Pablo aprendemos la necesidad de discernimiento espiritual,
dependencia del poder de Dios y control por el Espíritu Santo para ayudar al
que está poseído de un demonio.
Enseñanza apostólica
Dirigiéndonos a las
Epístolas, descubrimos una ausencia total de instrucción sobre cómo o cuándo
echar fuera demonios. No hay exhortación que nos ocupemos de este
ministerio. La capacidad de hacerlo no
figura en las listas de dones espirituales, ni hay ejemplos de asambleas
involucradas en el exorcismo, aun cuando varias estaban ubicadas en zonas de
actividad espiritista. Aun cuando Pablo escribe a los efesios acerca de poner
“toda la armadura de Dios” él está escribiendo de resistir a los ataques
personales y no de echar fuera espíritus inmundos.
¿Y qué de Marcos 16.17?
Leemos: “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios”. No hay allí mandamiento a sacar demonios, sino a proclamar el
evangelio en vez de producir señales. Es simplemente una afirmación de que
existirán señales como ésta, como al efecto las hubo en los Hechos.
Si bien es cierto que
los exorcismos pueden ocurrir hoy en día, parece que no se destacan en el
cristianismo. La ausencia de instrucción apoya la conclusión que se trataba
mayormente de señales en la iglesia primitiva para autenticar el mensaje
apostólico.
La práctica actualmente
Poseer un demonio es
algo real, y la actividad demoníaca florece en zonas donde abundan los cultos
paganos. Con todo, en el Occidente muchos han abierto la puerta a ser poseídos
de demonios por la influencia de drogas, sesiones espiritistas, la
parapsicología y otros fenómenos ocultos.
Reconocer las
evidencias de dominio por un demonio demanda discernimiento. Muchas
veces las personas poseídas de demonios están afligidas, Mateo 4.24, 8.16, por
espíritus inmundos que imponen tormento mental. Muchas aflicciones admiten
tratamiento médico y no se deben a influencias demoníacos.
Las personas poseídas
de espíritus malignos suelen exhibir una conducta auto destruyente, Lucas 8.27,
9.42. La presencia de personalidades múltiples, voces y fuerzas extra humanas,
Lucas 8, pueden ser indicios de abrigar un demonio.
¿El exorcismo puede
ocurrir hoy día? Claro que sí; nada en el Nuevo Testamento nos prohíbe creerlo.
No se han disminuido la compasión de Cristo por los esclavos de Satanás y su
poder sobre los servidores de éste.
Sin embargo, el uso
limitado del exorcismo y el silencio de las Epístolas nos llevan a demandar
en oración discernimiento espiritual y
poder de Dios antes de intentar a hacer frente a los espíritus malignos.
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