PRUEBAS?
Por: Blanca Manzanares de Rodríguez.
“Amados, no os
sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa
extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os
gocéis con gran alegría.” (1 Pedro 4:12-13).
Pedro nos
recomienda que no nos llenemos de sorpresa cuando sobreviene una prueba.
Además, tampoco debemos sentirnos como si fuéramos los únicos a los que les
ocurre. Es cierto que a veces, por el dolor que se siente, tendemos a pensar y
a vernos a nosotros mismos como los únicos que sufrimos, y que necesitamos
comprensión y apoyo.
Más bien, creo,
que cada creyente debe estar familiarizado con las palabras: “prueba,
sufrimiento, aflicción, angustia, etc.”, porque, en toda la Biblia vemos, que
este ha sido el método de Dios para refinar y fortalecer nuestra fe y nuestro
carácter cristiano.
En la Biblia
tenemos ejemplos de otros hermanos que, fueron sometidos al fuego de la prueba
y que aprobaron con sobresaliente, como Job, Pedro, Ruth, Esther, la viuda de
Sarepta, José, Daniel, Martha y María, etc. Debemos fijarnos en ellos, para
imitar su ejemplo. Algunos de ellos se tambalearon un poco, pero nunca dejaron
de confiar y encomendarse al Señor, su Dios.
Una fe que no es
probada, no puede considerarse como tal. ¿Cómo podremos saber si hemos
desarrollado paciencia? Solo si nos vemos sometidos a situaciones en las que
normalmente, cualquiera perdería la paciencia.
Pero el creyente
no. Por otro lado, y por si eso fuera poco, Dios nos ha dejado otros recursos,
aparte de su constante presencia con nosotros durante las pruebas. Tenemos a
nuestros hermanos en la fe, a quienes podemos acudir para consejo, consuelo y
ayuda cuando estemos abatidos por la prueba, de cualquier clase. “Aguarda a
Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” (Salmo
27:14)
Tomado de la revista Virtuosa
Febrero 2010
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