Cantares 1:1-17 EL DIÁLOGO DEL AMOR
MUCHOS
han tratado de dramatizar este libro. Sería recomendable leerlo en alguna
Biblia donde se ha distribuido el guión entre el esposo, la esposa y las amigas
de la esposa.
En el
diálogo leído hoy sobresalen tres verdades:
1. El amor da confianza. La
esposa sabía que su esposo era admirado y amado por las doncellas (vs. 3,4), pero
también sabía que la fragancia de su amor quedaba aprisionada en lo íntimo de
su ser y que su amado era sólo de ella (vs. 13,14). Sabía
también que, aunque morena, había en ella algo místico que era de valor ante su
esposo (v. 5).
2. El amor abre los labios. La
abundancia de hermosas figuras en el lenguaje poético de los enamorados es algo
siempre presente, pero, ¿es esto así cuando rodeamos a nuestro Amado en la
“fiesta de amor”, cuando anunciamos su muerte cada domingo?
3. El amor da lo mejor. Lecho
de flores = reposo dulce;
vigas de cedro = seguridad eterna;
artesonados de ciprés = lazos fuertes de unión (vs. 16,17).
¿Tenemos
todo esto en Cristo? Lo debemos gozar y agradecer.
Cantares 2:1-17 LA VOZ DEL AMOR
1. “Es
mío, y yo suya” (v. 16): esto habla
de posesión.
Yo sé cuánto de mí mismo he dado al Señor, y digo: “Soy suya”. También siento
que, al haberme vaciado de mí mismo, he sido llenado de Cristo y por eso digo:
“Mi amado es mío”.
2. “Su
izquierda esté debajo.... su derecha me abrace” (v. 6): esto habla
de protección.
Su izquierda nos levanta, evita que caigamos, nos acerca más a él y nos aleja
de lo que nos rodea. Su derecha nos guarda de las asechanzas del enemigo; nos
cubre del frío y de la lluvia - excusas para no salir y manifestar nuestro amor
a él (v. 11): y sobre
todo, es como bandera de amor (v. 4) que dice a
otros que él nos ama.
3. “No
despertéis ni hagáis velar al amor” (v. 7): esto habla
de permanencia. En
el amor no hay prisa ni desesperación. Esto es así porque hay seguridad
interna, porque nos pertenecemos, y externa, pues él me protege. Pero, aunque
el tiempo no cuenta, el amor no es holgazán: hay flor y canto que manifiestan a
los de alrededor que el sol de la primavera resplandece en su corazón; y hay
fruto que es la respuesta para el amado (vs. 12,13). ¿Es ésta nuestra experiencia?
Cantares 3:1-11 EL ANHELO DEL AMOR
PARA la
esposa, su anhelo es tener a su amado cerca: “Lo así, y no lo dejé” (v. 4), manifiesta
la gran fuerza de este anhelo. ¿Sujetamos así al Señor Jesús, nuestro Amado?
Para el esposo, su anhelo es presentarla a otros cubierta de gloria.
La
descripción de la carroza donde irían los esposos (vs. 9,10) nos habla de
lo que Cristo ha provisto para su iglesia:
1.
“Madera del Líbano”. La encarnación de Cristo es fundamental para que la
iglesia sea lo que es (Gá. 4:4,5).
4.
“Asiento de grana”. Lo más cercano a nosotros en nuestro andar diario con
nuestro Esposo y en la eternidad es que, por el derramamiento de su sangre,
hemos sido transformados (Ef. 5:25-27).
5.
“Recamado de amor”. Ésta es la respuesta de la amada. Su amor inspiró a sus
doncellas a recubrir el interior de la carroza. Cristo también desea que
nuestro andar se adorne con acciones que nacen de nuestro amor hacia él (Ap. 19:8). ¿Se las ofrecemos?
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