jueves, 24 de mayo de 2018

Cantares 1, 2 y 3.


Cantares 1:1-17  EL DIÁLOGO DEL AMOR

MUCHOS han tratado de dramatizar este libro. Sería recomendable leerlo en alguna Biblia donde se ha distribuido el guión entre el esposo, la esposa y las amigas de la esposa.
En el diálogo leído hoy sobresalen tres verdades:
1. El amor da confianza. La esposa sabía que su esposo era admirado y amado por las doncellas (vs. 3,4), pero también sabía que la fragancia de su amor quedaba aprisionada en lo íntimo de su ser y que su amado era sólo de ella (vs. 13,14). Sabía también que, aunque morena, había en ella algo místico que era de valor ante su esposo (v. 5).
2. El amor abre los labios. La abundancia de hermosas figuras en el lenguaje poético de los enamorados es algo siempre presente, pero, ¿es esto así cuando rodeamos a nuestro Amado en la “fiesta de amor”, cuando anunciamos su muerte cada domingo?
3. El amor da lo mejor. Lecho de flores = reposo dulce; vigas de cedro = seguridad eterna; artesonados de ciprés = lazos fuertes de unión (vs. 16,17).
¿Tenemos todo esto en Cristo? Lo debemos gozar y agradecer.

Cantares 2:1-17  LA VOZ DEL AMOR

CUANDO habla “el perfecto amor” que “echa fuera el temor” (1 Jn. 4:18) esto es lo que dice:
1. “Es mío, y yo suya” (v. 16): esto habla de posesión. Yo sé cuánto de mí mismo he dado al Señor, y digo: “Soy suya”. También siento que, al haberme vaciado de mí mismo, he sido llenado de Cristo y por eso digo: “Mi amado es mío”.
2. “Su izquierda esté debajo.... su derecha me abrace” (v. 6): esto habla de protección. Su izquierda nos levanta, evita que caigamos, nos acerca más a él y nos aleja de lo que nos rodea. Su derecha nos guarda de las asechanzas del enemigo; nos cubre del frío y de la lluvia - excusas para no salir y manifestar nuestro amor a él (v. 11): y sobre todo, es como bandera de amor (v. 4) que dice a otros que él nos ama.
3. “No despertéis ni hagáis velar al amor” (v. 7): esto habla de permanencia. En el amor no hay prisa ni desesperación. Esto es así porque hay seguridad interna, porque nos pertenecemos, y externa, pues él me protege. Pero, aunque el tiempo no cuenta, el amor no es holgazán: hay flor y canto que manifiestan a los de alrededor que el sol de la primavera resplandece en su corazón; y hay fruto que es la respuesta para el amado (vs. 12,13). ¿Es ésta nuestra experiencia?

Cantares 3:1-11  EL ANHELO DEL AMOR

PARA la esposa, su anhelo es tener a su amado cerca: “Lo así, y no lo dejé” (v. 4), manifiesta la gran fuerza de este anhelo. ¿Sujetamos así al Señor Jesús, nuestro Amado? Para el esposo, su anhelo es presentarla a otros cubierta de gloria.
La descripción de la carroza donde irían los esposos (vs. 9,10) nos habla de lo que Cristo ha provisto para su iglesia:
1. “Madera del Líbano”. La encarnación de Cristo es fundamental para que la iglesia sea lo que es (Gá. 4:4,5).
2. “Columnas de plata”. Siempre hemos de tener presente el precio de nuestra redención (Ap. 5:9).
3. “Respaldo de oro”. Al hacernos su esposa, Cristo nos ha conferido su realeza (Ap. 1:6).
4. “Asiento de grana”. Lo más cercano a nosotros en nuestro andar diario con nuestro Esposo y en la eternidad es que, por el derramamiento de su sangre, hemos sido transformados (Ef. 5:25-27).
5. “Recamado de amor”. Ésta es la respuesta de la amada. Su amor inspiró a sus doncellas a recubrir el interior de la carroza. Cristo también desea que nuestro andar se adorne con acciones que nacen de nuestro amor hacia él (Ap. 19:8). ¿Se las ofrecemos?

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