Lamentaciones 3:1-66 JEREMÍAS ANGUSTIADO
ESTE es
el más extenso y más elaborado de los poemas que contiene este libro. Lo
distingue el uso de la primera persona singular. Aquí el profeta se identifica
plenamente con su ciudad y al hacerlo, sufre en representación de ella: “Yo soy
el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo” (v. 1).
Es sin
duda un tipo de los sufrimientos del Mesías, nuestro Salvador. Es conmovedor
leer los primeros versículos a la luz de Isaías 53:4,10: “Azotado...
herido de Dios... Jehová quiso quebrantarlo”.
En este
capítulo, cada grupo de tres versículos empieza con la misma letra hebrea y
muchas veces con la misma palabra, pues tienen un tema propio.
Es así
como leemos de la misericordia de Dios (vs. 22-24), la
salvación y el calificativo “bueno” (vs. 25-27), la
disciplina del Señor (vs. 31-33) y la
procedencia de todas las cosas (vs. 37-39).
En la
parte central del capítulo brilla el sol. Se abre paso entre las nubes y sus
rayos forman un bello arco iris. La
gracia y misericordia de Dios pueden más que las densas nubes de pecado (Ro. 5:20).
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