martes, 8 de mayo de 2018

Filipenses 2:1-18


Filipenses 2:1-11  EJEMPLO SUPREMO

Podemos compartir los triunfos de Pablo sólo sobre la base de los triunfos de Cristo. Debemos buscar el sentir “una misma cosa”: el “sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Trataremos de resumir este sentir en tres palabras:
1. SUMISION. Siendo superior a todos e igual a Dios se humilló “tomando forma de siervo”. Se humilló más al hacerse poco menor que los ángeles gloriosos, tomando forma de hombre. Se humilló aún más “haciéndose obediente hasta la muerte”, muerte vergonzosa de la cruz.
2. SERVICIO. La humildad no se expresa con palabras. Si hablamos de nuestra humildad, ésta desaparece, pues nos jactamos de ser humildes, y toda jactancia es orgullo. El antídoto más eficaz para el orgullo es el servicio y Cristo no vino al mundo “para ser servido, sino para servir, y... dar su vida en rescate por muchos” (Mr. 10:45).
3. SACRIFICIO. El que fue “despreciado entre los hombres”, y “experimentado en quebranto” (Is. 53:3), fue exaltado “hasta lo sumo” y ante él “se doblará toda rodilla”. Si meditamos en el ejemplo de Cristo aprenderemos la humildad y sencillez de nuestro Señor.

    Filipenses 2:12-18  RASGOS DEL CARÁCTER CRISTIANO

Hay tres en este pasaje, meditemos en ellos:
1. OBEDIENCIA. Debemos obedecer a aquel ante quien doblamos la rodilla confesándole como Señor. Pablo exhorta a los filipenses a depender directamente de Dios, y a no apoyarse en un siervo de Dios para poder obedecer. Ya había dicho esto antes (1:27; 2:12). Debemos poner los ojos en Jesús e imitar su ejemplo de obediencia (v. 8).
2. DILIGENCIA. “Ocupaos en vuestra salvación”. Debemos añadir a nuestra fe, virtud y muchas cosas más que no nos permitirán “estar ociosos ni sin fruto” (2 P. 1:5-8). En esta actividad no cabe la murmuración ni la contienda, pero sí la intervención divina ya que Dios nos da tanto “el querer como el hacer, por su buena voluntad” (v. 13).
3. REFULGENCIA. Debemos resplandecer “como luminares en el mundo”, reflejando la gloria del Señor a quien contemplamos en la primera parte del capítulo. El mundo es muy oscuro. La “generación maligna y perversa” que nos rodea necesita la luz del evangelio.
¿Son visibles estos rasgos en mí?

    Filipenses 2:19-30  DOS EJEMPLOS DE HUMILDAD

Además del ejemplo supremo de Cristo tenemos a dos hombres que nos dan lecciones de humildad y servicio:
1. TIMOTEO (vs. 19-24).
La dedicación de Timoteo al servicio se contrasta con el egoísmo de todos los que “buscan lo suyo propio” (v. 21). Los filipenses eran propensos a esto. Pablo ya los exhortó a no mirar “cada uno por lo suyo propio” (v. 4). El egoísmo es el gran enemigo de la iglesia hoy. Nos ocupamos demasiado en nuestros derechos, nuestra salud, nuestras comodidades, y todo esto pesa más en la balanza de nuestra voluntad que el privilegio de servir a Dios en el evangelio. Timoteo no era así.
2. EPAFRODITO (vs. 25-30).
Pablo honra con cinco títulos hermosos al que vivía para servir, aunque tuviera que sufrir por ello. Epafrodito llevó a Roma el donativo de los filipenses, se enfermó estando allí y se angustió, no por sí mismo, sino por el dolor que causaría a los que lo habían enviado. Esto es buen ejemplo de “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (v. 4).

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