Filipenses 2:1-11 EJEMPLO
SUPREMO
Podemos compartir los triunfos de Pablo sólo sobre la base de los
triunfos de Cristo. Debemos buscar el sentir “una misma cosa”: el “sentir que
hubo también en Cristo Jesús”. Trataremos de resumir este sentir en tres
palabras:
1. SUMISION. Siendo superior a todos e igual a Dios
se humilló “tomando forma de siervo”. Se humilló más al hacerse poco menor que
los ángeles gloriosos, tomando forma de hombre. Se humilló aún más “haciéndose
obediente hasta la muerte”, muerte vergonzosa de la cruz.
2. SERVICIO. La humildad no se expresa con
palabras. Si hablamos de nuestra humildad, ésta desaparece, pues nos jactamos
de ser humildes, y toda jactancia es orgullo. El antídoto más eficaz para el
orgullo es el servicio y Cristo no vino al mundo “para ser servido, sino para
servir, y... dar su vida en rescate por muchos” (Mr.
10:45).
3. SACRIFICIO. El que fue “despreciado entre los
hombres”, y “experimentado en quebranto” (Is.
53:3),
fue exaltado “hasta lo sumo” y ante él “se doblará toda rodilla”. Si meditamos
en el ejemplo de Cristo aprenderemos la humildad y sencillez de nuestro Señor.
Filipenses 2:12-18 RASGOS
DEL CARÁCTER CRISTIANO
Hay tres en este pasaje, meditemos en ellos:
1. OBEDIENCIA. Debemos obedecer a aquel ante quien
doblamos la rodilla confesándole como Señor. Pablo exhorta a los filipenses a
depender directamente de Dios, y a no apoyarse en un siervo de Dios para poder
obedecer. Ya había dicho esto antes (1:27; 2:12). Debemos poner los ojos
en Jesús e imitar su ejemplo de obediencia (v.
8).
2. DILIGENCIA. “Ocupaos en vuestra salvación”.
Debemos añadir a nuestra fe, virtud y muchas cosas más que no nos permitirán
“estar ociosos ni sin fruto” (2
P. 1:5-8).
En esta actividad no cabe la murmuración ni la contienda, pero sí la
intervención divina ya que Dios nos da tanto “el querer como el hacer, por su
buena voluntad” (v.
13).
3. REFULGENCIA. Debemos resplandecer “como luminares
en el mundo”, reflejando la gloria del Señor a quien contemplamos en la primera
parte del capítulo. El mundo es muy oscuro. La “generación maligna y perversa”
que nos rodea necesita la luz del evangelio.
¿Son visibles estos rasgos en mí?
Filipenses 2:19-30 DOS
EJEMPLOS DE HUMILDAD
Además del ejemplo supremo de Cristo tenemos a dos hombres que nos
dan lecciones de humildad y servicio:
La dedicación de Timoteo al servicio se contrasta con el egoísmo
de todos los que “buscan lo suyo propio” (v.
21). Los
filipenses eran propensos a esto. Pablo ya los exhortó a no mirar “cada uno por
lo suyo propio” (v.
4). El
egoísmo es el gran enemigo de la iglesia hoy. Nos ocupamos demasiado en
nuestros derechos, nuestra salud, nuestras comodidades, y todo esto pesa más en
la balanza de nuestra voluntad que el privilegio de servir a Dios en el evangelio.
Timoteo no era así.
Pablo honra con cinco títulos hermosos al que vivía para servir,
aunque tuviera que sufrir por ello. Epafrodito llevó a Roma el donativo de los
filipenses, se enfermó estando allí y se angustió, no por sí mismo, sino por el
dolor que causaría a los que lo habían enviado. Esto es buen ejemplo de “no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros” (v.
4).
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