Gálatas
6:1-18 EL ESPÍRITU
SANTO (4/4)
Encontramos una lección más:
“El que SIEMBRA para el Espíritu” (v. 8). Esta
frase es interesante. Me habla de los propósitos de mi vida en general. A veces
no existen, en este caso ni siquiera estoy sembrando.
Otras veces, mis propósitos son lograr algo
para mí, propósitos que pueden ser muy lícitos, como conocer más en la escuela,
ganar más en mi trabajo, destacar más en el deporte o en la música, etc.
Dios no condena estos deseos, sólo pide que
los sublime. Si destaco como estudiante, es para que el Espíritu tenga en mí un
estudiante más diestro en la Palabra; si me supero en el trabajo, es para que
más conozcan cómo Dios ayuda a los que son suyos y es, para que la luz de
Cristo brille en un pedestal más alto; si cuido mi cuerpo o desarrollo mis
dones es porque sé que éstos son de Dios; él me los dio para algún fin, y han
de estar en óptimas condiciones cuando me los pida.
Termina su carta el apóstol pensando otra vez
en la cruz de Cristo (vs. 12,14). Yo
debo verme, y el mundo debe verme: crucificado. Éste es el paso inicial para
poder sembrar “para el Espíritu”.
Nota tomadas
del El Sembrador.
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