domingo, 20 de mayo de 2018

Lamentaciones 2:1-22


Lamentaciones 2:1-22  JEHOVÁ AIRADO (1)

AL hablar de la ira de Dios no la confundamos con la pasión humana, llena de malicia y sed de venganza. La ira de Dios es tan perfecta como su amor y es la consecuencia inevitable de la reacción de su justicia y santidad en contra del pecado.
El Libro de Apocalipsis habla mucho de este tema. Allá leemos de la ira del Cordero, a pesar de que el cordero es símbolo de mansedumbre. La ira de Dios se menciona en los versículos 1,2,3,4,6,22 donde leemos de su furor, del ardor de su ira y de su enojo que se derrama como fuego.
Tal vez se nos hace difícil explicar este aspecto del carácter divino y no nos es grato meditar en él, pero es muy saludable hacerlo y nos ayudará a corregir conceptos equivocados de Dios que abundan a nuestro derredor y que comparten muchos de los que se llaman hijos de Dios. Un hijo debe conocer bien a su padre.
Mucha culpa tuvieron los profetas que profetizaron vanidad y locura; y mucha culpa tienen los predicadores de hoy que callan la enseñanza bíblica sobre la ira de Dios. Tengamos cuidado en nuestro andar porque, “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb. 10:31).

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