Filipenses 4:1-9 EL
CIUDADANO DEL CIELO
Ayer leímos que el ciudadano del cielo espera a su Salvador que lo
transformará a la semejanza de su gloria. El punto se resume en una expresión
en el versículo clave de nuestra porción: ¡Maranata! “El Señor está cerca” (v.
5; 1 Co.
16:22).
Su presencia, y el prospecto de ella en forma visible, nos debe
impulsar a andar como ciudadanos del cielo exhibiendo lo siguiente:
1. Armonía (v.
2). Dos
hermanas habían dejado de tener esto: antes colaboraron en la extensión del
evangelio, ahora estorbaban. ¡Qué pena la suya al oír sus nombres cuando la
carta fue leída por primera vez en Filipos!
3. Amabilidad (v.
5).
Todos los hombres deben ver en nuestro trato con ellos evidencias del amor de
Cristo que ha sido derramado en nuestros corazones.
4. Acción de gracias (v.
6). La
característica del mundano es estar afanoso por lo terrenal, despreocupado de
lo eterno e ingrato por todo (Ro.
1:21).
El ciudadano del cielo es agradecido.
5. Actitud mental adecuada (vs.
7-9). La
paz de Dios guardará nuestros pensamientos si estos están en Cristo.
Filipenses 4:10-23 CÓMO
MANEJAR NUESTRO DINERO
Hay dos textos muy conocidos en este pasaje. Es bueno notar que
ambos están en un contexto donde se habla del uso del dinero. El dinero no es
tema secundario o carnal. Su uso es barómetro del ambiente en que vivimos. El
buen uso indica espiritualidad y amor de Dios.
¿Para qué sirve el dinero? (vs.
10-13).
No es la base de la felicidad. Debemos estar contentos en escasez o en
abundancia. Cristo nos fortalece para estar tranquilos, haya o no haya saldo a
favor en nuestra cuenta bancaria; o aún si no tenemos cuenta en ningún banco.
El dinero sirve, cuando lo tenemos (Ef.
4:28),
para compartirlo con los que sirven a Dios como Pablo (vs.
10,14-16). ¿Qué recompensa hay en
hacer tales dádivas? (vs.
17-20).
Habrá fruto en nuestra cuenta celestial; agradaremos a Dios (Dios es un dador
generoso y quiere que sus hijos sean como él), y Dios suplirá lo que nos falta.
¡Cuántas veces se cita el versículo
19 sin el “pues” o sin pensar en lo que significa! Dios promete
suplir lo que falta a los que han usado su dinero para promover la predicación
del evangelio. Finalmente, el buen uso del dinero resulta en gloria para Dios (v.
20).
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