miércoles, 30 de mayo de 2018

Cantares 6, 7 y 8


Cantares 6:1-13  LA TRANSFORMACIÓN DEL AMOR

VOLVEMOS a escuchar la hermosa frase: “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío” (2:166:3). Es cuando hay esta confianza que el poder del amor puede comenzar a actuar para transformar a los enamorados. Esta transformación, más que un cambio, es la maduración de virtudes latentes en los adolescentes. El versículo 10 pone en lenguaje poético esta transformación:
1. “Se muestra como el alba (v.10)”. Nos habla de los hermosos matices del florecer de la juventud, especialmente cuando estos salen a la luz en la sinceridad de un amor puro. Alegría, cariño, comprensión, consideración, son algunas virtudes que tachonan el horizonte.
2. “Hermosa como la luna”. Los muchos matices del arco iris de la aurora se han unido para formar una luz blanca, pura, hermosa. Ésta es la formación de un carácter que nace por la fusión de las virtudes mencionadas.
3. “Esclarecida como el sol”. El amor, ahora, ha borrado los complejos, la inseguridad y el miedo. Ya es una joven cuya belleza es imponente.
4. “Como ejércitos en orden”. Un ejército en orden. El proceso de maduración termina poniendo de manifiesto un carácter, firme y disciplinado.
¿El amor de Cristo ha hecho en nosotros estos cambios?

Cantares 7:1-13  LA ENTREGA DEL AMOR

VUELVE la frase de ayer, pero hoy termina con: “Conmigo tiene su contentamiento” (v. 10). Esta frase nace, no de lo que ha oído de su esposo, sino de lo que ha experimentado a su lado.
Ella se ha entregado toda a él y porque su entrega fue total, sincera e incondicional, siente que han sido satisfechos todos los deseos de su esposo. Está segura de ello porque son en realidad “una sola carne” (Gn. 2:24). En esta entrega debe haber:
1. Exclusividad. Esto lo vemos cuando el esposo dice: “Huerto cerrado” (4:12) y “una es la paloma mía” (6:9).
2. Belleza y dulzura. Esto no nace solo: se cultiva con esfuerzo mutuo. Así lo entendemos cuando la esposa dice: “A nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado” (v. 13).
3. Intimidad. La esposa no iba a entregar sus amores en el bullicio de la ciudad; lo invitaba a la soledad del campo y la inspiradora fragancia y hermosura del huerto. “Allí te daré mis amores” (v. 12), es su promesa.
Preguntemos: Mi amor a Cristo, ¿es exclusivamente para él?, ¿hay un huerto que he cultivado, a donde puedo invitarlo para darle mi amor?

Cantares 8:1-14  LA GRANDEZA DEL AMOR

SE repiten frases del capítulo 2 afirmando que en el amor hay protección y permanencia (vs. 3,42:6,7). Aquí se añade la idea de posesión, y está en el cuadro hermoso del versículo 5: una mujer que sube del desierto recostada en su amado. El pasado es como un desierto para ella, nada allí le da satisfacción. Pero el presente es como una viña donde hay aromas delicados y frutos dulces (v. 12).
El amor se describe con metáforas que nosotros tal vez no usaríamos (v. 6). ¿Por qué hablar de muerte, sepulcro y celos para engrandecer el amor? El amor, como la muerte, es una puerta con un solo sentido. El amor verdadero es una entrega sincera que se hace sin la idea de una posible devolución. Los celos nacen cuando no hay esa entrega, ni se ve sello en el corazón, ni se lleva marca en el brazo. La esposa pide estas cosas, pues sabe que, habiendo aparecido los celos, éstos aprisionan el alma como el sepulcro y no la dejan salir.
Finalmente, el amor verdadero tiene una potencia inmensurable (v. 7). El amor no dice: “Adiós” sino: “Apresúrate” (v. 14Ap. 22:20). ¿Qué exclamamos al pensar en el retorno de Cristo?

Cantares 4 y 5


Cantares 4:1-16  LA RESPUESTA DEL AMOR

¿QUÉ ve Cristo en su iglesia? Debe ver el reflejo de su propio amor. Este libro abre con la frase: “Porque mejores son tus amores que el vino” (1:2). Éste es el testimonio de la esposa que ha sentido la profundidad del amor de su esposo.
Hoy leímos: “¡Cuánto mejores que el vino tus amores!” (v. 10). El que exclama esto es el esposo. No está copiando la frase de la esposa; está viendo en ella el reflejo del amor con que la ha amado primero (1 Jn. 4:19).
¿Por qué se contrasta el amor con el vino? El Nuevo Testamento también junta estas dos ideas (Ef. 5:18). Que no nos espante la metáfora. Es muy elocuente. Pensemos en el que va a una taberna a entregarse al vicio. ¿Cómo sale? ¡Completamente dominado! Sus acciones, sus pensamientos y todo su cuerpo están fuera de su control. Así como el vino controla para destrucción a todo aquel que lo toma, así controla el Espíritu, pero para bien, a todo el que se entrega a Cristo.
El amor de Cristo enaltece, perfecciona y sublima. No degrada, no envilece ni degenera como sucede con el que se embriaga con vino. ¿Hemos probado de este amor?

Cantares 5:1-16  LA ESPERA DEL AMOR

OTRA frase que repiten el esposo y la esposa es: “Hasta que apunte el día, y huyan las sombras”; aunque ella pide “vuélvete” (2:17) y él añade “me iré” (4:6). El esposo encuentra algo dulce y fragante en el esperar a su amada. La ve como un “huerto cerrado” que sólo le pertenece a él (4:12). Sentir su inquietud y su tristeza provocada por la separación, es para él como recibir el exquisito aroma de la mirra (la mirra habla de sufrimiento).
Después, habla la esposa. Para ella la espera no es fácil. Su corazón anhelante la lleva a soñar que su esposo ha venido por ella, pero al despertar se encuentra con la realidad: el esposo no está allí. También se enfrenta con el menosprecio y la burla de sus semejantes (vs. 7,8). Pero, con qué destreza se mueven sus labios para forjar las figuras con que describe a su amado. Estas palabras (vs. 10-16) de seguro regresarían al esposo y para él serían miel, vino y leche (v. 1).
Para meditar: ¿Hace esto en nosotros el amor que sentimos por Cristo? ¿Podemos describirnos como “enfermos de amor”?

jueves, 24 de mayo de 2018

Cantares 1, 2 y 3.


Cantares 1:1-17  EL DIÁLOGO DEL AMOR

MUCHOS han tratado de dramatizar este libro. Sería recomendable leerlo en alguna Biblia donde se ha distribuido el guión entre el esposo, la esposa y las amigas de la esposa.
En el diálogo leído hoy sobresalen tres verdades:
1. El amor da confianza. La esposa sabía que su esposo era admirado y amado por las doncellas (vs. 3,4), pero también sabía que la fragancia de su amor quedaba aprisionada en lo íntimo de su ser y que su amado era sólo de ella (vs. 13,14). Sabía también que, aunque morena, había en ella algo místico que era de valor ante su esposo (v. 5).
2. El amor abre los labios. La abundancia de hermosas figuras en el lenguaje poético de los enamorados es algo siempre presente, pero, ¿es esto así cuando rodeamos a nuestro Amado en la “fiesta de amor”, cuando anunciamos su muerte cada domingo?
3. El amor da lo mejor. Lecho de flores = reposo dulce; vigas de cedro = seguridad eterna; artesonados de ciprés = lazos fuertes de unión (vs. 16,17).
¿Tenemos todo esto en Cristo? Lo debemos gozar y agradecer.

Cantares 2:1-17  LA VOZ DEL AMOR

CUANDO habla “el perfecto amor” que “echa fuera el temor” (1 Jn. 4:18) esto es lo que dice:
1. “Es mío, y yo suya” (v. 16): esto habla de posesión. Yo sé cuánto de mí mismo he dado al Señor, y digo: “Soy suya”. También siento que, al haberme vaciado de mí mismo, he sido llenado de Cristo y por eso digo: “Mi amado es mío”.
2. “Su izquierda esté debajo.... su derecha me abrace” (v. 6): esto habla de protección. Su izquierda nos levanta, evita que caigamos, nos acerca más a él y nos aleja de lo que nos rodea. Su derecha nos guarda de las asechanzas del enemigo; nos cubre del frío y de la lluvia - excusas para no salir y manifestar nuestro amor a él (v. 11): y sobre todo, es como bandera de amor (v. 4) que dice a otros que él nos ama.
3. “No despertéis ni hagáis velar al amor” (v. 7): esto habla de permanencia. En el amor no hay prisa ni desesperación. Esto es así porque hay seguridad interna, porque nos pertenecemos, y externa, pues él me protege. Pero, aunque el tiempo no cuenta, el amor no es holgazán: hay flor y canto que manifiestan a los de alrededor que el sol de la primavera resplandece en su corazón; y hay fruto que es la respuesta para el amado (vs. 12,13). ¿Es ésta nuestra experiencia?

Cantares 3:1-11  EL ANHELO DEL AMOR

PARA la esposa, su anhelo es tener a su amado cerca: “Lo así, y no lo dejé” (v. 4), manifiesta la gran fuerza de este anhelo. ¿Sujetamos así al Señor Jesús, nuestro Amado? Para el esposo, su anhelo es presentarla a otros cubierta de gloria.
La descripción de la carroza donde irían los esposos (vs. 9,10) nos habla de lo que Cristo ha provisto para su iglesia:
1. “Madera del Líbano”. La encarnación de Cristo es fundamental para que la iglesia sea lo que es (Gá. 4:4,5).
2. “Columnas de plata”. Siempre hemos de tener presente el precio de nuestra redención (Ap. 5:9).
3. “Respaldo de oro”. Al hacernos su esposa, Cristo nos ha conferido su realeza (Ap. 1:6).
4. “Asiento de grana”. Lo más cercano a nosotros en nuestro andar diario con nuestro Esposo y en la eternidad es que, por el derramamiento de su sangre, hemos sido transformados (Ef. 5:25-27).
5. “Recamado de amor”. Ésta es la respuesta de la amada. Su amor inspiró a sus doncellas a recubrir el interior de la carroza. Cristo también desea que nuestro andar se adorne con acciones que nacen de nuestro amor hacia él (Ap. 19:8). ¿Se las ofrecemos?

CANTAR DE LOS CANTARES


INTRODUCCIÓN AL
CANTAR DE LOS CANTARES
ESTE libro es una joya poética. Su tema principal es el amor. Muchos aplazan la lectura de este libro atemorizados por su tema y confundidos por su interpretación. Esto no debe ser así, aunque existan fuertes excusas para ello. El hombre ha puesto el nombre AMOR a todo menos al profundo sentir, dado por Dios, para ligar con vínculos inquebrantables a dos seres y darles fuerza suficiente para vencer toda acción que busque separarlos. La verdadera definición de amor la encontramos dentro del cuadro poético de Cantares 8:6,7.
Sólo han experimentado amor verdadero y puro, y esa fuerza mutuamente atrayente entre marido y mujer que Dios hizo florecer en el marco de pureza del Edén (Gn. 2:22-25), aquellos que, como vírgenes, han ganado el amor de una virgen, y en ese estado de virginidad se han prometido lealtad frente a Dios en el altar del matrimonio. Todo otro camino está lleno de espinas que laceran el corazón y dejan llagas donde pueden germinar y florecer la falsedad, el engaño y el pecado. Por eso muchos son incapaces de conocer el amor verdadero y puro. El paladar que ya gustó las golosinas del mundo, la carne y Satanás, difícilmente puede apreciar la fragancia sutil y el exquisito sabor del amor con que Dios unió a Adán y a Eva en la pureza del Edén, antes de haberse concebido en ellos el pecado que, dando a luz, trajo como consecuencia la separación entre la criatura y su Creador.
El rabino Aquiba, al defender la canonicidad de este libro dijo: “Todo el mundo no es comparable con el día en que El Cantar de los Cantares fue dado a Israel. Todas las Escrituras son santas y El Cantar de los Cantares, es el Lugar Santísimo”. Dentro del símil, si habremos de entrar al Lugar Santísimo, limpiémonos en el lavacro de la Palabra de todo lo que ha manchado nuestro concepto del amor, para así poder ver, a través del amor humano del que nos habla este libro, el amor sublime y excelso con que Dios ha amado a su pueblo.
Hay a lo menos cinco formas de interpretar este libro:
1. Literalmente - Salomón y la sulamita.
2. Dispensacionalmente - Dios e Israel.
3. Actualmente - Cristo y la iglesia.
4. Espiritualmente - Cristo y el alma del creyente.
5. Personalmente - Yo y mi cónyuge.

domingo, 20 de mayo de 2018

Lamentaciones 5:1-22


Lamentaciones 5:1-22  JERUSALÉN ASOLADA (2)

REGRESAMOS hoy al tema del primer capítulo, pero con una diferencia. Este quinto poema tiene más de oración que de lamento.
Notamos que todo va dirigido a Dios, describiendo los sufrimientos del pueblo, confesando pecado y pidiendo misericordia.
Nuestra porción principia con la sentida plegaria: “Acuérdate... mira”. Al igual que en el primer capítulo hay una triple descripción de la ciudad que a la vez es la descripción de todo pecador, y otra vez podremos encontrar en el Nuevo Testamento que Cristo es la solución a esta condición.
1. “No hay para nosotros reposo” (v. 5), pero sí hay reposo para quien se acerca a Cristo con fe (Heb. 4:1,9,10).
2. “No hubo quien nos librase” (v. 8). El que conoce a Cristo sabe que la verdad lo hará libre y confía en la promesa: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn. 8:31,36).
3. No hay pan (v. 9). El egipcio y el asirio se negaban a ayudar al necesitado, y los que querían buscar pan salían de la ciudad con peligro de sus vidas. Cristo promete satisfacer abundantemente la sed y el hambre del hombre (Jn. 6:35).
De pronto la oración se convierte en alabanza y el Libro de Lamentaciones termina hablando de la permanencia y soberanía de Dios (v. 19). Tal es el efecto que tiene la oración.
Aprendamos a llevar nuestras tristezas al “Dios de toda consolación” (2 Co. 1:3).

Lamentaciones 4:1-22


Lamentaciones 4:1-22  JEHOVÁ AIRADO (2)

REGRESAMOS al tema del capítulo 2. El cuarto poema es el más triste de todos. Ningún capítulo en la Biblia, salvo los que describen la obra de Cristo en el Calvario, expresa más dolor y angustia.
Sin embargo, en los versículos 11-22 hay algo de esperanza porque encontramos confesión de pecado e indicios del arrepentimiento sincero que lleva al perdón y la paz.
El último versículo contiene la promesa de pleno perdón. La ira de Dios se menciona en los versículos 1116 y 21, este último habla de la copa de ira de la cual leemos más en Apocalipsis 16.
En la primera parte del poema se menciona el castigo con hambre y los que más sufren son los niños.
En la segunda parte leemos del pecado y castigo de los profetas y sacerdotes (vs. 11-16), de la huida y captura del rey y sus consejeros (vs. 17-20), una advertencia a Edom (v. 21) y una promesa al pueblo de Dios (v. 22).
Este capítulo es un cuadro explícito del creyente caído e inutilizado por el pecado. Si sentimos que algo en él nos describe, debemos hacer como el hijo pródigo en Lucas 15:17-21. “Levántate... te alumbrará Cristo” (Ef. 5:14).

Serie: Mandamiento Bíblico

Estos son los animales que comeréis,   no comeréis éstos:”, v. 2-3. Levítico 11. 1-8, 43-47; 1 Timoteo 4, 3-4. Leer. En Levítico 11 tene...